Hoy toca hablar de algo personal, muy personal. Soy Xavi, el de la mochila (bueno, más bien la maleta con ruedas últimamente) detrás de esta web, y viajo con dos compañeros de viaje un poco pesados: EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y un trombo rebelde en la pierna izquierda que, la verdad, a veces me hace pasar más malos ratos que un vuelo con escalas interminables. También llevo conmigo unos kilos de más que no ayudan a la movilidad ni a la autoestima, especialmente en destinos de playa.
¿Suena complicado? Lo es. ¿Significa que he colgado los billetes? ¡Ni de broma! Pero sí significa que viajo de otra manera. Si tú o alguien que quieres también lidia con problemas de salud crónicos y sueña con explorar el mundo, este post es para vosotros. Te cuento mis trucos, mis caídas y cómo sigo adelante, en plan conversación de bar.
Mis «Compañeros» de Viaje y Cómo Se Cuelan en la Aventura
El Trombo Cojo (y Cabezón): Este señor en mi pierna izquierda es el rey del dolor punzante. Subir escaleras? Un suplicio. Caminatas largas? Olvídate sin paradas estratégicas. En Japón (un viaje increíble, pero físicamente durísimo) lo pasé francamente mal con las estaciones de metro gigantes y las cuestas. Un país sin bancos en la calle para sentarte. Es mi recordatorio constante: el ritmo lo marco YO.
Inhalador para EPOC en habitación de hotel Los Pulmones Enfadados (EPOC): La falta de aire es mi sombra. Una rampa empinada, un paseo bajo el sol intenso, incluso cargar la maleta… pueden dejarme sin fuelle. El aire acondicionado muy fuerte ( como en Indonesia) o la contaminación de algunas ciudades (¡hola, Delhi!) son mis némesis. Respirar profundo no siempre es una opción. Ya por no hablar de destinos de altura, recuerdo en Perú, pasar de los 2500 metros de altura me doblaba del todo, ni pastillas para el soroche, ni té de hojas de coca, no podía ni arrastrar la maleta.
El Cuerpo y la Vergüenza: El sobrepeso suma dificultad física (más carga para los pulmones y la pierna) y, lo admito, vergüenza. Evito destinos donde la playa y el «body perfect» son el centro, no por no disfrutarlos, sino porque no me siento cómodo. Priorizo mi bienestar mental también. Aunque a veces también me da rabia perderme según que destinos o según que experiencias, pero el mundo está lleno de sitios donde ir y lleno de cosas que ver y hacer.
¿Cómo narices lo Hago? Mis Claves Para Viajar (Sin Acabar en Urgencias)
Después de viajes por Tailandia, Camboya, India, Japón, Indonesia y visitas a mi hijo en Brasil, he aprendido a base de golpes (y algún que otro resuello épico). Aquí va mi kit de supervivencia:
La Planificación es Tu Santo Grial (y Tu Mejor Amiga):
Destinos «Low Intensity»: Adiós a las rutas frenéticas. Priorizo ciudades con buen transporte público plano (tranvías, metros accesibles), pueblos con encanto donde pasear tranquilo, y entornos naturales sin grandes desniveles. ¿Praga? Perfecta. ¿Las colinas de Sapa en Vietnam? Mejor las ves en foto… desde abajo. Lugares como Hoi An (Vietnam) en barca o Chiang Mai (Tailandia) caminando suave son mis aliados.
Itinerario Tortuga: Lo que antes hacía en un día, ahora lo hago en tres. Un solo «plan gordo» al día (un museo importante, un barrio) y el resto, relax o planes muy ligeros (tomar un café, pasear por un parque). ¡La calidad sobre la cantidad!
Alojamiento Estratégico: CENTRAL y con ASCENSOR sí o sí. Pagar un poco más por estar a 5 minutos de la estación de tren o la plaza principal es una inversión en salud. Que el hotel tenga recepción 24h por si necesito ayuda también suma puntos.
Traslados: Sin Heroísmos: Taxi, Grab, Uber, conductor privado… vale cada céntimo. Evito cargar maletas largas distancias o pelearme con transporte público lleno. En aeropuertos, asistencia VIP? . Que me lleven en silla de ruedas no es derrota, es inteligencia (y ahorro de energía vital). Aunque todavía no lo he hecho me lo estoy planteando para el próximo viaje, entre medio tengo visita con la cirujana vascular y si me arreglan algo, pues no lo pediré, pero es una opción que está allí.
Escucha Tu Cuerpo (Es Más Listo Que Google Maps):
Paradas Obligatorias: Cada 20-30 minutos caminando, me siento. Busco un banco, una terraza, una sombra. No espero a estar agotado. Hidratación constante es clave para la sangre y los pulmones.
El «No» es Poderoso: Si hay que subir a un mirador con 500 escalones, yo me quedo abajo tomando un zumo. Sin remordimientos. Mi salud está primero.
Medicación a Rabanales: Llevo DOBLE reserva de toda mi medicación (anticoagulantes, inhaladores para el EPOC, analgésicos) repartida en el equipaje de mano y la maleta facturada. Más una copia de los informes médicos (traducidos al inglés si viajo lejos) y copia de mi informe con toda la medicación que necesito IMPRESCINDIBLE, si no quieres que te quiten la medicación en aduanas.
- CPAP (Continuous Positive Airway Pressure) La dichosa máquina para respirar por las noches, un trasto más con el equipaje, pero no cuenta como equipaje. El gran problema de esta máquina ( aparte de ocupar un enchufe y necesitar de adaptador, en algunos países, es el problema de la situación del enchufe, recuerdo en Vietnam, el enchufe estaba al lado de la puerta en vez de cerca de la cama, también en Nepal, allí ya sabes que esa noche duermes sin maquinita.

Comodidad ante Todo (Olvídate de la Moda):
Zapatos de Feria: Nada de estrenar calzado en viaje. Zapatos super cómodos, anchos y con soporte son mi armadura. Dos pares por si uno falla.
Descanso para pies Ropa que Respire (Como Yo Necesito): Tejidos ligeros, holgados y por capas. Nada que oprima. La comodidad es belleza cuando estás en movimiento.
Compresión, Mi Fiel Escudera: La media de compresión para el trombo es NO NEGOCIABLE durante vuelos largos y días de mucho caminar (aunque duela ponérsela a veces). Ayuda a la circulación y a prevenir complicaciones.
Comunicación Sin Vergüenza:
«Tengo una Condición Médica…»: Aprendí a decirlo sin pudor. Al personal del vuelo («¿Puedo tener un asiento con más espacio para la pierna?»), en el hotel («¿Tiene habitación en planta baja o con ascensor directo?»). La mayoría entiende y ayuda.
Viajar Solo vs. Acompañado: Viajar con alguien de confianza que entienda tus límites es un lujo. Pero viajar solo también es posible, solo requiere más planificación y auto-conocimiento. ¡Yo he hecho ambos! Y los últimos años con estas afecciones he viajado solo.
El Mejor Consejo (Que Me Costó Aprender):
Deja la prisa y la presión social en casa. Tu viaje no tiene que parecerse al de nadie. No eres menos viajero por ir más despacio, por necesitar un taxi, por descansar en el hotel una tarde o por evitar la playa. El verdadero lujo es poder seguir explorando el mundo, a TU ritmo y en TUS términos.
¿Es fácil? No siempre. ¿Duele a veces? Sí. ¿Vale la pena? Absolutamente SÍ. Ver la sonrisa de mi hijo en Brasil, perderme en los templos de Kyoto (a mi ritmo), o sentir la brisa en Langkawi… esas sensaciones son mi mejor medicina.
Si tú también viajas con EPOC, trombos, movilidad reducida o cualquier otro desafío, ¡cuéntame tus trucos en comentarios! Compartimos camino (aunque sea despacito) 😉.
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Soy planificador de viajes y blogger desde 2005. Mi pasión por viajar comenzó muy pronto: tenía poco más de un año cuando visité el Loira y París, aunque, claro, no recuerdo nada. Desde entonces, viajar ha sido una constante en mi vida.