El aire acondicionado en Indonesia, arruino mi final de viaje por Asia. Después de sobrevivir a un trombo en Japón, sufriendo mucho y al llegar a Bali todo iba a mejorar, los desplazamientos serían en moto, que alquilé en Ubud.
Todo a un ritmo más pausado y con la moto alquilada, fue genial, Bali me enamoro y me dejo con ganas de más.
Bali me enamoró… hasta que el aire acondicionado atacó
Después de un mes entre templos, selva, arrozales y terracitas, se acercaba el día de partir. Me había cuidado mucho, sobre todo de aires acondicionados, ya que las diferencias térmicas entre exterior e interior podían variar, alrededor de 15ºC. Eso lo aprendí en el taxi del aeropuerto a Ubud, más de una hora de temperaturas glaciares.
Todas las tardes, después de días soleados, caía el diluvio del año. Uno de estos me pillo en la calle, volviendo de cenar hasta el hotel, dando un paseo. Llegué hasta sacando agua de mi cartera.
Por las tardes, si me pillaba la tormenta del día en el hotel ponía el aire acondicionado para quitar la tremenda humedad y tuve la mala suerte de dormirme con el aire acondicionado, ya me levante sin voz y ya estaba a punto de irme a Yogyakarta.
El día que me iba, uno de los chicos de la empresa que me alquilo la moto me hizo de taxista al aeropuerto. A las 7 de la mañana ya con el aire acondicionado. Lo bajó a petición mía, y cada vez que veía que iba a perder la garganta por el camino, le decía que iba a fumar y entonces abría la ventana.
No sé si era peor el remedio que la enfermedad, pero así llegamos al aeropuerto.
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De Bali a Yogyakarta: mi calvario con el aire acondicionado
Al llegar entro a buscar donde tomar un café antes de volar y eso parecía el polo norte. Toda la terminal bien helada, encima el vuelo se fue retrasando por momentos, en Asia muchos horarios de los vuelos son aproximados.
Al subir al avión, me toco pasillo. El vuelo a Yogyakarta es rápido, pero volamos entre nubes y no daba el sol en el avión, pero el aire acondicionado seguía al mismo ritmo, además en el asiento de pasillo, me daba directamente en el cuello.
Llegue a Yogyakarta que ya ni me acordaba del trombo en la pierna, me sentía fatal, con un resfriado importante y con fiebre.
Iba a ir a la ciudad en tren, pero ya no tenía fuerzas, pedí un Grab y enseguida lo tuve allí. Como no, con el aire acondicionado a tope, le pido que lo quite y me dice que no puede porque está lloviendo. Después de mucho insistir lo bajo un poco, pero se reía de mí cada vez que tosía.
Otra vez el truco de fumar en el taxi para poder abrir la ventana, después de una discusión importante porque se reía de mi estado, accedió a apagar el aire.
Nada más llegar al hotel, 4 días en la cama, salía para comer y volvía a la cama, no me veía con fuerzas para nada.
El último día visité Yogyakarta, sacando fuerzas de no sé donde, lo pase fatal, pero conocí lo principal, me perdí Borubudur, excusa para volver otra vez, pero con bufanda.
Allí anulé el resto de viaje, tenía previsto volar a Singapur y lo cancelé todo y camino a Valencia. Yogyakarta a Yakarta y de allí a Valencia vía Estambul. En Valencia tenemos la suerte de tener Turkish que nos conecta con todo Asia.
Consejos prácticos para evitarlo
- Vestimenta: Lleva siempre una capa fina (un pañuelo o buff ).
- Aclimatación: Espera unos minutos en zonas intermedias (ej: antes de entrar a un mall).
- Hidratación: Bebe agua para contrarrestar la sequedad.
- Ajustar el AC: En hoteles, pide que lo regulen o usa modos «soft».
- Mascarilla: Útil en aviones o buses (filtra aire frío y gérmenes).
- Suplementos: Vitamina C o jengibre para reforzar defensas.
- Si pides un Grab/Gojek: escribe en la app ‘’No AC»
Y sobre todo, sobre todo, lleva un seguro de viaje, esto te salvara de cancelaciones y te ayudara a conseguir atención médica.
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Soy planificador de viajes y blogger desde 2005. Mi pasión por viajar comenzó muy pronto: tenía poco más de un año cuando visité el Loira y París, aunque, claro, no recuerdo nada. Desde entonces, viajar ha sido una constante en mi vida.
